En otras entregas se ha comentado lo que Andrés Rosler en su libro “La ley es la ley” narra que en la escuela de los posglosadores fundada por Bartolo de Sassoferrato sostenía que, si el derecho colisionaba con la realidad, lo que debía de cambiar era el derecho y no la realidad.

Esta cavilación se hace a raíz del despropósito de la resolución de la jueza Ana Lilia Osorno Arroyo de devolver la mansión de Emilio “N”, exdirector de PEMEX, con un valor de 40 millones de pesos.

Aferrarse en un lema de “la ley es la ley” de “de filiación republicana” que proviene de la idea de la igualdad entre los ciudadanos (Rosler, 2016, cap. 4.) nada tiene que ver con la “razonabilidad” que menciona la investigadora Magaloni Kerpel, que, según ella, esta razonabilidad se debe aplicar para pacificar un conflicto.

La sentencia de la jueza Ana Lilia Osorno Arrollo ofende la inteligencia del menos inteligente al pretender retornar lo mal habido a un delincuente confeso, pues esta en vía de recurrir a un mecanismo alterno o criterio de oportunidad para salvar el pellejo para no permanecer en prisión.

En el sentido de que no se debe de recurrir a una seudojustificación como “la ley es la ley”, la Dra. Magaloni Kerpel sostiene que con los precedentes ya existe otra forma de entender el derecho, porque no se enfrentan a una norma que tiene que aplicar e interpretar, sino más bien se enfrenta a un conflicto que se debe resolver y utilizar distintas formas de argumentos.

Con las malas resoluciones de los juzgadores, también, como la de descongelar cuentas de Genaro García Luna queda claro el desaseo en las sentencias del Poder Judicial que para decirlo de bote pronto no se necesita una reforma. Lo que se requiere es lo que propone la maestra Magaloni Kerpel: “se deje de ver el derecho como previa formalización normativa.

CD/GL