Oct 13, 2021 / 11:12

El diálogo debe prevalecer por medio de todas las cosas

Sin dialogo no hay comunicación ni entendimiento entre ambas partes. Muchos de los atrasos en el desarrollo nacional es por falta de diálogo, cada quien quiere jalar para su lado, todos se sienten indispensables y no por ahí como se llegan a acuerdos.

El logro de concretar acuerdos por medio del diálogo, también asegura en gran medida su respeto (siempre que se observe la normatividad institucional), ya que es el resultado al que se ha llegado y, por lo tanto, se considera una resolución o proposición tomada en común. Por ello, es aceptada por quienes comparten la definición de la situación discutida y por lo mismo se facilita su adopción.

Ahora bien, en un verdadero diálogo, la libertad de expresión está implícita, ya que se busca hablar de forma abierta e íntimamente ligada a la igualdad entre los ciudadanos. Así, tomar una decisión debe ser el resultado de la deliberación colectiva, abierta, pero sobre todo honesta.

Sin diálogo no hay política. El diálogo es uno de los dos pilares sobre los cuales reposa la política. El otro pilar es el antagonismo. El antagonismo es a su vez la condición del diálogo. Sin antagonismo el diálogo es una simple con-versación (hacer versos juntos). Sin diálogo el antagonismo es simple violencia física.

El diálogo, lo dice la palabra, es el logos (conocimiento) entre dos, es decir, cuando dos personas o partes se juntan para llegar a un conocimiento compartido. Por lo mismo el diálogo político es polémico. Su función principal no es disolver las contradicciones sino esclarecerlas.

En una democracia la institución del diálogo es el Parlamento (el lugar donde se habla). Los diálogos extra-parlamentarios casi no tienen lugar en una democracia. El diálogo parlamentario se expresa fundamentalmente en los debates los cuales, como en la polis griega, deben ser públicos.

Sin embargo, los diálogos parlamentarios no se agotan en el debate. Por lo general están precedidos por sondeos y luego son continuados en comisiones que reúnen a las partes en conflicto en torno a objetivos comunes. Esos diálogos por lo general no son públicos. Tampoco lo son los diálogos informales. Los encuentros de pasillo, a veces casuales, suelen ser muy importantes.

En el marco de una democracia bien constituida no hay necesidad de llamar a diálogo porque la democracia es diálogo y ese diálogo es antes que nada, parlamentario. De este modo, cuando en un país alguien llama a diálogo, existiendo parlamento, la primera condición que debe ser puesta antes de comenzar un diálogo es la del restablecimiento del parlamento.

CD/YC

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