Para ti, Pau adorada, hijita linda; en tu cumpleaños.

"José Andrés es un chef sin precedentes. Ya forma parte de la historia; esa disciplina a la que muchos quieren acceder sin conseguirlo. José Andrés le apuesta a la vida. Por eso lo registra": lo digo yo.
La invasión a Ucrania, de pocos días pero que parece una eternidad, conmueve al Mundo por su barbarie. Muerte, desplazamientos y destrucción: miles, millones y ciudades completas destruidas con saña.
Si de niño me conmovieron los cadáveres de los guetos y los campos de concentración de la terrible Segunda Guerra Mundial que pude ver porque los filmaron cineastas profesionales de Hollywood que arriesgaron su vida en los distintos escenarios para el registro que la historia debía constatar y que nunca olvidaré, esta invasión a Ucrania que por el desarrollo tecnológico nos llega en tiempo real, me conmueve más. Debe ser porque ya estoy viejo y pienso en el futuro de mis hija y de mis nietos; de mis hermanos, sus hijos y sus nietos. Pienso mucho en mis amigos de mi edad. Es el horror, digo, que los seres humanos experimentamos con los años después de haber tenido experiencias nunca comparables con este terrible suceso que hoy vivimos.
Hace unas horas, Rusia presumía las exitosas pruebas de un nuevo misil hiper rápido -viaja a 5 veces la velocidad del sonido, lo que quiere decir que pudiera ser que no hay, hoy, un contra misil que lo pudiera detener-. Son muestras de intimidación que la guerra usa en su estrategia para la búsqueda del triunfo.
Pero también vemos barcos cargueros rusos que por el mar Negro llegan y atracan en los territorios conquistados para cargar granos y que la prensa internacional empieza a registrar como los primeros granos transportados que se convierten en las primeras conquistas de una guerra como son todas: las ganancias de la invasión.
Es inevitable, entonces, pensar en que esto se suma como otra variable más a las que se barajan junto a la guerra militar, la energética y la económica: la del hambre, que eso y no otra cosa significa el acaparamiento de la comida.
Por eso José Andrés aparece en escena.
José Andrés ya forma parte de las 100 personas más influyentes del Planeta, según la revista Time.
¿Por qué?
Porque José Andrés es un español que aprendió el arte de la cocina desde niño y se fue haciendo un chef importante en su tierra para pasar después a América y convertirse en un hacedor de restaurantes de gran atracción turística en Nueva York y Washington, todos exitosos.
Después, lo llevó a convertirse en un reconocido promotor de comida para damnificados que la llevaba hasta el sitio mismo de la tragedia, comida para cientos, miles y millones de damnificados que provocan los fenómenos naturales. Hasta el mismo sitio del problema él, personalmente, con sus recursos, en lancha o en lo que fuera, llegaba con comida para los damnificados que se contaron por millones, en las Antillas o en los Estados Unidos.
Eso la ha valido ganar el premio Princesa de Asturias por su alta contribución al auxilio de los damnificados.
Durante la pandemia, en 2020, recibió el premio Bosque Culinary World Prize por la implicación social de su ONG: World Central Kitchen, coordinando y movilizando a centenares de cocineros y voluntarios de todo el Mundo para poder servir alrededor de 25 millones de comidas.
Antes, en 2010, recibió la Orden de las Artes y Letras de España y, por supuesto, las estrellas Michelín lo acompañan desde hace tiempo, obtenidas en Europa y en América por su enorme actividad en el arte culinario.
En 2022, acompañó a Kiev al presidente del gobierno de España, Pedro Sánchez. Allí, en medio de la invasión, instaló un restaurante para alimentar a los ucranianos que lo necesitaran. El restaurante fue bombardeado y sus cocineros, algunos, resultaron heridos quienes, en cuanto se repusieron de sus heridas, volvieron al servicio activo de la cocina y el servicio alimentario.
José Andrés esta propuesto para la obtención del Premio Nobel de la Paz.
Resulta interesante que ahora, en la reunión de Davos, los temas fueron diferentes: la preocupación de los allí reunidos no fue precisamente el desarrollo económico y la multiplicación de las economías sino el cuidado del medio ambiente, la estabilidad social y el hambre.
Por eso he escrito ahora, en este onceavo entrego de La Guerra, sobre este español maravilloso que hace un esfuerzo voluntario, con sus propios recursos, para llevarle comida a quien lo necesite en muchas partes del Planeta.
José Andrés ha dicho con una gran seguridad que no debería haber hambre en el Mundo. Alcanza para todos, dice con firmeza.
Pregunto:
¿José Andrés debería ser merecedor del Premio Nobel de la Paz?
Sin duda, es un gran personaje del Mundo que hoy el Planeta lo necesita.
Deseo que así sea.

CD/JV