Abr 21, 2023 / 08:45

La política es fascinante

En tiempos de calma y bonanza, cualquiera sirve para capitán de navío. Pero es en plena borrasca, cuando se descubren los auténticos marinos. La política, como el erotismo, es también un placer solitario, fascinante y variable.

Con la sobreinformación que generan las redes sociales y los medios de comunicación en tiempos de crisis, es difícil saber qué es completamente verdad y si lo que vemos es importante y tendrá efecto duradero.

En esa línea, no solo importan los hechos, sino muy especialmente cómo esos hechos son interpretados por los diferentes grupos sociales y políticos. La confianza tiene mucho que ver no solo con los hechos y acciones, sino también con cómo interpretan que esos hechos contribuyan al fortalecimiento de las relaciones y a su bienestar.

Junto a ello, parecen más confiables aquellas acciones que tienen la aprobación de más personas o instituciones que son cercanas. La lógica es simple, confían más en algo si fuentes diversas (medios, amigos, familia) le dicen que los hechos o las motivaciones son correctas.

Otro dato más. Ser un político, en cualquier país, demanda mucho más que popularidad, o carisma, o buena prensa, requiere competencias, no de aquellas que eventualmente puedan lograrse después de un laborioso y no siempre inofensivo aprendizaje mediante ensayo y error, sino mediante la previa adquisición de competencias adecuadas para la complejidad de sus misiones.

Grucho Mark, el desaparecido actor, humorista y escritor estadounidense, hizo populares frases, que a pesar del paso del tiempo, han sido destacadas en la cultura pop por generaciones y por la no tan pop, bastante frecuentemente. En este caso, hay algunas que vienen muy bien a las circunstancias que han venido observado en la clase política.

Respecto a las dudas en cuanto a sus competencias; "La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados". Después de los descubrimientos de malas prácticas y financiamientos turbios: "El secreto de la vida es la honestidad y el juego limpio, si puedes simular eso, lo has conseguido".

Una llamada a la precaución: "Disculpen si les llamo caballeros, pero es que no les conozco muy bien", que refleja con deliberada crueldad la desconfianza en el recto proceder, después de haber descubierto ídolos con pie de barro. El sarcasmo después de observar ágiles vueltas de carnero; Estos son principios.

Si no le gustan hay otros. Lamentablemente, ni siquiera es broma, en muchos casos, verdades amargas.

Hasta con los perdedores se hace política se llama “operación cicatriz” que sabrá Dios de dónde viene, pero se entiende como esa actividad para limar asperezas entre contendientes que compitieron dentro de un partido político por una candidatura, con el objetivo de evitar fragmentaciones, por lo que se trataba de “dividir” bien el queso para que todos le entraran a trabajar a las campañas políticas.

En pocas palabras, era una especie de “lástima Margarito” ya será en la próxima, o algo así como: “no fuiste tú, pero ya casi lo eres, a la siguiente segurito te toca a ti”, obviamente esto se da en elecciones en dónde se sabe que hay posibilidades de ganar, en los lugares dónde poner un candidato o candidata nada más era para cumplir con el requisito, ni quien se peleara por abanderar al partido.

En los tiempos antiguos, cuentan las malas lenguas, que el candidato o candidata que resultaba de la contienda interna, buscaba a los contrincantes perdedores, les ponía pomada, les amarraba un trapito y hasta les daba una paleta grandota, de esas de colores, para que chuparan y la sonrisa le regresara al rostro.

Ahora todo parece indicar que es más complicado; sin embargo, para los dos precandidatos parece que la “operación cicatriz” les ha resultado y avanzan hacia la unidad de los partidos y militancia que los apoyará en la próxima contienda.

CD/YC

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