May 09, 2024 / 09:43

Empezaron dándose con la “cubeta” y así van a terminar

Empezaron dándose con la “cubeta” y así van a terminar. En las campañas políticas los candidatos no han escatimado en acusaciones ni han economizado insultos. Por el contrario, se esmeran en denunciar a sus rivales por delitos de alto impacto y desafían la creatividad para ver quién dice la frase más ingeniosa que cale hondo en la dignidad de su adversario.

En el contexto de las campañas negras, las acusaciones de corrupción que algunos de los candidatos en estos 90, 60 y 30 días han lanzado en relación a la presunta opacidad de los patrimonios de sus oponentes fue lo de menos.

También hubo lenguaje soez. Bien dice la conseja popular: quien no quiera ver visiones que no salga de noche.

Hay otro que dice si quieres conocer la vida de una persona que se meta a político.

Al sector empresarial le preocupa y ocupa que exista transparencia para que se inviertan los recursos de los impuestos que pagan en proyectos de carreteras, energías limpias, seguridad, educación entre otros.

Tienen mucha expectativa con los debates, por eso es muy importante escuchar realmente las propuestas, no los ataques directos, se dicen muchas cosas y no se atienden las respuestas, quieren ver en concreto y sobre todo lo que está pasando con la cuestión de legalidad en el país todos los cambios que se vienen.

Les ocupa y preocupa mucho el tema de presupuestos, ofrecen muchos gastos, carreteras, muchos puertos y como empresarios saben que todo debe tener factibilidad, transparencia para que los impuestos lleguen a buen fin.

Hay también quien afirma que los debates presidenciales no están diseñados para comunicar propuestas de campaña, sino para conocer la verdadera personalidad de quienes participan. Sin embargo, los dos ejercicios realizados hasta el momento no han cumplido ni una ni otra, lo que tiene implicaciones para la gobernabilidad y la calidad de la democracia. En general, el desempeño en los debates no ha sido coherente con los grandes problemas públicos que México enfrenta y enfrentará en los próximos años.

Más allá de las fallas técnicas y los problemas de formato ampliamente comentados, la cuestión -de fondo- con los debates es que han impedido que se discuta con la rigurosidad requerida temas que preocupan a la ciudadanía y que podrían, quizás, cambiar el sentido de su voto. Hablan de asuntos como la pobreza y la desigualdad, el empleo, la educación, el combate a la corrupción y la crisis hídrica.

El tema de la pobreza que afecta, según la última medición de Coneval, a 36.3 millones de personas en el país. Entre una defensa férrea del sexenio actual hasta discursos motivacionales basados en la propia historia de vida, las candidatas punteras se quedaron cortas en ofrecer soluciones concretas -y completas- frente a la complejidad del fenómeno de pobreza y desigualdad.

CD/YC

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