May 18, 2022 / 07:10

¿Qué es el ‘kinky’ y por qué se ha vuelto tan popular?

El sexo, como muchas otras facetas de la vida y de la salud, puede practicarse de formas muy diversas. Cada persona o pareja es diferente y tiene unos gustos diferentes por lo que no es de extrañar que cada vez aparezcan nuevas formas de disfrutar del sexo. A la mayoría de las personas les sonará, más o menos, lo que es el sadomasoquismo, pero ¿qué es el BSDM? ¿y el kinky? Son prácticas sexuales que cada vez están adquiriendo más popularidad, sobre todo entre los más jóvenes y entre los que buscan, fundamentalmente, evitar el aburrimiento en la pareja dentro del ámbito sexual. 

Como explica a Cuídateplus Valérie Tasso, escritora y sexóloga, además de embajadora de Lelo, “el BDSM es el acrónimo de Bondage-Disciplina-Dominación-Sumisión-SadoMasoquismo”. Es lo que, erróneamente, la gente suele llamar sadomasoquismo, y “se trata de un conjunto de eróticas que cada día ganan más adeptos”. Mientras que algunas personas lo ven como algo peligroso y violento, lo cierto es que se puede disfrutar del BDSM con total seguridad, teniendo en cuenta algunos aspectos fundamentales como es el consenso entre las partes que van a jugar”.

Sería “el arte de atar y consiste en inmovilizar a la otra persona, siempre bajo su consentimiento”. La dominación “hace referencia al conjunto de creencias o prácticas destinadas a someter y ser servido o servida por un/a sumiso/a. La sumisión está relacionada con la obediencia al o a la dominante”, detalla la sexóloga. 

El kinky se basa en otro concepto y puede incluir o no el BSDM. La idea es buscar prácticas sexuales fuera de lo convencional, es decir, fuera del sexo normativo. Los especialistas en sexología insisten en que “el kinky se refiere a los encuentros sexuales que se mantienen alejados de la rutina introduciendo cambios constantes para que las personas o parejas no se aburran”, señala Taso. Puede ir desde “un cambio de espacio donde mantener relaciones sexuales hasta cambios de posturas sexuales”. 

Se trata, por tanto, “de no hacer siempre lo mismo, de innnovar, de no tener siempre sexo en la cama, buscar nuevos ambientes estimulantes, explorar los rincones de la casa, incluso ir a hoteles o visitar ambientes liberales”. 

Cada vez más interés

La verdad es que estas prácticas que buscan relaciones alejadas de lo convencional, cada vez tienen más adeptos. Aunque, como afirma Tasso, “no hay un porcentaje cerrado de personas que practican BDSM, sí son cada vez más quienes se animan a profundizar en este tema”. Según ella, “todo el mundo, en mayor o menor medida, lo ha practicado incluso sin darse cuenta, ya sea dando un azote a su pareja o atándole las manos con un pañuelo”. Por lo que, en su opinión, “ya no es lo que antes se llamaba una minoría erótica”.

En parte, una de las razones del aumento de este tipo de prácticas sexuales es, sin duda, el fenómeno literario 50 Sombras de Grey, de E.L. James. En opinión de la sexóloga, esta saga “tuvo mucho que ver a la hora de visibilizar el BDSM y sirvió para mostrar al mundo que hay otra forma de vivir y entender el sexo que, hasta ese momento, había sido tabú”. Pero no solo Grey, “las redes sociales también han contribuido a hacer conocer esta erótica, de hecho son cada vez más numerosas las personas que postean sus sesiones BDSM a través de fotografías y/o escritos”.

Otra de las razones de este aumento en la tendencia de este tipo de prácticas es que cada vez “estamos buscando permanentemente romper la rutina sexual a la que culpamos de que nuestro deseo sexual se apague". 

Qué se busca

Al igual que ocurre con el resto de prácticas sexuales, el objetivo final es el placer. Esto es así porque “estar inmerso en este tipo de experiencias, sentirse dominado o dominar produce una gran dosis de excitación”. También son muchas las parejas que se introducen en el mundo del BDSM para probar cosas nuevas o aportar un toque diverso a unas relaciones sexuales que, con el tiempo, se pueden volver aburridas y monótonas.

Quiénes lo practican

En realidad, no hay un perfil tipo de persona que practique BDSM o kinky. “Pueden ser hombres y mujeres de distintas edades, desde directivos o gente de negocios hasta peluqueros, pasando por matrimonios con niños”. Lo que sí es cierto es que “suelen interesarse por estas prácticas personas que ya han probado otras cosas en el terreno sexual y que, llegado el momento, buscan nuevos estímulos”, aclara. En cuanto a la edad, e el caso del BDSM, “aunque hay jóvenes y personas más mayores que lo practican, cabe decir que son las que tienen más madurez sexual las que conforman el grueso de esta comunidad”. 

Por el contrario, el kinky suele ser más habitual entre los más jóvenes y millenials

El dolor placentero

Es cierto que, frente al sexo conocido como tradicional, en el BDSM se introducen prácticas que pueden resultar sorprendentes para quienes nunca lo han probado, aunque es cierto que no siempre implica dolor, ni sumisión, como creen las personas que no conocen esta erótica. 

Al margen de esta matización, es importante saber que “el dolor puede ser un estímulo muy interesante para aumentar la excitación y que en estas prácticas se utiliza como un simple medio y no como un fin”, explica Taso.  

En cuanto a la sumisión, Taso quiere dejar claro que tanto en este tipo de relaciones como en las denominadas convencionales la sumisión o la dominación está presente y se pregunta: “¿Quién domina realmente a quién?”. Igual en estas prácticas la dominación es más explícita pero no es excluyente de otras prácticas sexuales.  

Lo que hay que tener claro en estas relaciones es que son “nuevas formas de encontrar estímulos y de experimentar con la sexualidad”. Esto es importante porque cuando hablamos de sexo, “todo lo que suponga una novedad suele hacernos sentir placer o, al menos, suele aumentar la excitación”, aunque sea un cambio mínimo. Así, en este caso “un plus de adrenalina provocado por cierto miedo a practicar BDSM o kinky puede ser una gran herramienta para aumentar el deseo. El hecho de dominar o de sentir que dejamos nuestro cuerpo en manos del otro es también una sensación muy placentera en un mundo que siempre busca que controlemos las cosas hasta el más mínimo detalle”. Para la sexóloga, la realidad es que ambas prácticas sexuales “permiten dejarse llevar muchísimo más que teniendo relaciones más convencionales”.

Herramientas que se usan

En esta práctica sexual como en el resto, “la herramienta más útil siempre es la imaginación y la mente, incluso una palabra puede resultar de lo más excitante para la otra persona. Una voz adaptada a las circunstancias, más suave o firme, puede desencadenar un tsunami de sensaciones”, afirma.

En lo referente a herramientas físicas, “en el BDSM son habituales las fustas y los látigos”. En todo caso, la sexóloga aconseja probarlas antes con uno mismo para ser conscientes del dolor que podemos llegar a infligir antes de usarlo con otra persona.

Las cuerdas, otro objeto muy utilizado, “son indispensables para quienes practican bondage, aunque también se utilizan uniformes o ropas que recuerden a uno, así como el cuero, el látex y el PVC, que son materiales fetiche”.

Practicarlo con salud y seguridad

Una de las preguntas más habituales que giran en torno a este tipo de prácticas sexuales gira en torno a la seguridad y los riesgos. ¿Qué riesgos existen para las personas que realizan este tipo de prácticas? ¿Dónde está el límite? ¿Qué consejos se pueden dar para hacerlo de forma segura? “El riesgo y el límite están donde uno o una desee establecerlos”, señala Taso. Por ello, su consejo es que “quienes vayan a practicar BDSM consensuen, de antemano, hasta dónde están dispuestas a llegar”. Una buena forma de comenzar es que “los miembros de la pareja apunten en un papel una lista de juegos con un “sí”, un “no” y un “quizás”, al lado. De este modo, podrán ver dónde se superponen los deseos de cada uno”. Además, es recomendable “establecer una palabra de seguridad que se pronuncia cuando una de las personas desea parar”.

Otro consejo es recurrir en todo momento al sentido común. Por ejemplo, “si vas a practicar bondage, nunca debes pasar una cuerda alrededor del cuello de la otra persona ni dejar a alguien solo mientras esté atado”

Como en todo proceso, es importante comenzar poco a poco. “Muchas personas quieren meterse de lleno en estas u otras eróticas y esto es un error”. Como señala la sexóloga “es mejor y más excitante y seguro ir poco a poco”. 

Con información de: cuidateplus.marca.com

CD/YC

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