Abr 21, 2024 / 09:13

Morena se enfila a ostentar el poder 6 años más

Vargas comenta que el 2 de junio de 2024 se disputará la presidencia de la República, la renovación de 500 legisladores en la Cámara de Diputados, 128 senadores, nueve gubernaturas y una gran cantidad de espacios locales. Estará en juego una nueva alternancia si ganan los partidos de oposición —esto sería la cuarta alternancia— o la continuidad de la autodenominada Cuarta Transformación (4T). De ocurrir lo segundo, se presentaría otro periodo de Morena de manera consecutiva (2024–2030). La pregunta es ¿cuáles son las condiciones actuales de la coyuntura política previo a las elecciones? y ¿cuáles son los probables escenarios después de los resultados de la próxima elección federal y concurrente de junio de 2024?

Para la reflexión hay dos dimensiones: la primera, la conformación de las coaliciones y las preferencias electorales. En la segunda, la correlación de fuerzas después de las elecciones, es decir, qué pasaría si ganara la oposición o el partido en el poder la presidencia, las nueve gubernaturas y mayoría en la Cámara de Diputados.

La competencia democrática en México tiene un antes y un después de las elecciones presidenciales de 2000, año en el cual se presentó un proceso de transición de un régimen autoritario que limitaba de derechos políticos a una joven democracia en el nivel federal (poder ejecutivo). Ocurría la primera alternancia con la derrota del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y la llegada del Partido Acción Nacional (PAN) por dos sexenios consecutivos (2000–2006 y 2006–2012). Una segunda alternancia ocurrió cuando el partido tricolor regresó al poder durante el periodo 2012–2018, la cual llevó a Enrique Peña Nieto al Poder Ejecutivo.

La reciente democracia experimentó una tercera alternancia, pero la primera de un partido de corte de centro–izquierda con la victoria de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) por medio del partido político Morena. Cabe señalar que este fue su tercer intento presidencial con dos derrotas previas como candidato del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y la primera en Morena.

La victoria de AMLO aconteció en medio de 18 años de intensa competencia y pluralidad de ideologías en el poder.

Una nueva victoria extendería el gobierno de la 4T por un sexenio más, de 2024 a 2030, y, por lo tanto, 12 años de políticas sociales de bienestar–selectivo —transferencias monetarias en algunos rubros como las pensiones a los adultos mayores, becas y algunos subsidios, pero no en todos los sectores de la economía—. De ganar Morena y su candidata, Claudia Sheinbaum Pardo, serían dos sexenios consecutivos como los ejerció el PAN durante 2000–2012, con Vicente Fox Quesada y Felipe Calderón Hinojosa, respectivamente. Veamos algunas dimensiones de la competencia electoral.

La victoria de AMLO fue posible por la combinación de diferentes factores, tanto partidistas (como la debacle del PRI, el PAN y el PRD) como sociales (los 43 de Ayotzinapa, la baja aprobación hacia Enrique Peña Nieto y la expectativa de cambio político).

Para las elecciones de 2024, si las condiciones actuales (febrero de 2024) no cambian, Morena capitalizaría una nueva victoria, por lo tanto, el tipo de elección sería de permanencia, que ocurre cuando el partido en el poder gana y las hendiduras electorales —apoyo al partido y condiciones de los partidos opositores— no cambian.

Ahora bien, podría presentarse un segundo escenario en el que la elección sea de conversión, en donde el partido en el poder se mantiene, pero se presentan importantes cambios en el electorado, por lo tanto, el margen de victoria es más cerrado, incluso de muy alta competencia —una diferencia entre 0.01 por ciento y 5 por ciento— entre el primero y segundo lugar. En ese sentido se genera una elección competitiva, más cerrada y con cierto nivel de incertidumbre en el resultado.

Con base en lo anterior y en las preferencias electorales al mes de febrero de 2024, no consideramos el tercer escenario de una derrota de Morena en el cual la elección sea de realineamiento, ni tampoco factible un cuarto escenario de una elección de desviación. Veamos ahora la dimensión de poder subnacional.

El resultado de la contienda de 2024 arrojará dos escenarios que deben considerarse igualmente democráticos; por un lado, un partido que sigue en el poder —una elección de permanencia— o bien, una cuarta alternancia política. Ambas están inmersas en un ambiente competitivo, democrático y de pluralismo de partidos de acuerdo con los criterios de Sartori (2005).

Morena, en el periodo 2018–2024, logró crecer de un partido opositor sin ningún gobernador (2015 a 2017), (2018–2023) con 21 gobernadores. El crecimiento del morenismo es directamente proporcional al declive del PRI, del PRD y, en menor medida, del pan. En ese periodo se registró un realineamiento de electores a favor de la base dura de Morena. El panismo mantuvo una votación más o menos homogénea, pero el tricolor y el partido del sol azteca experimentaron una pérdida constante de votos en el ámbito presidencial y de los gobernadores a su cargo.

De acuerdo al anterior estudio del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), el escenario más probable de 2024, con base en los datos de 2018 y las preferencias en febrero de 2024, sería un desenlace en el que Morena ganaría nuevamente el Poder Ejecutivo, seis victorias de gobernadores y mayoría simple en el Congreso.

Este contexto no modificará sustancialmente la capacidad del poder de Morena, más bien será la extensión de seis años más de la 4T y de una política gubernamental con un estilo de gobierno de corte social. Finalmente, los electores podrían cambiar su comportamiento el 2 de junio de 2024 y darle la victoria a la coalición PAN–PRI–PRD en los diferentes ámbitos de competencia, el cual es un escenario posible, pero que requiere de una caída profunda de Morena y una recuperación sin precedentes de la oposición.

Los electores tienen la última decisión, una vez que estén a solas en las urnas podrán definir el futuro de México para ellos y por el bien de sus hijos y nietos.

Muchos ciudadanos dicen a cada rato que quieren heredar un buen gobierno, es hora de hacerlo, luego no habrá tiempo de quejarse, es ahora o nunca.

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