Abr 28, 2022 / 09:01

Llegó la hora de la nostalgia del poder

Dicen que todo inicio tiene un final. En México el poder presidencial dura seis años. Ya se lleva consumido más del 50 por ciento. En una ocasión una persona dijo en el segundo tramo de un gobierno al ejecutivo no se le pide, se le exige.

Empiezan a aparecer las sombras de los candidatos presidenciables y ahora los ojos miran a esa sombra que en los siguientes meses empezará a tomar forma del cuerpo real.

Hace exactamente seis años vivieron esos momentos los que ahora detentan el poder. No les debe de extrañar. Ellos vieron como fueron construyendo su candidatura y debió ser interesante como le fueron abriendo paso al poder.

Ahora ellos son los que deben abrir paso a sus sucesores. Es la ley de la vida. Todo lo que inicia tiene un final. El tiempo se va volando. Aunado a ello hay que tomar en consideración que el último año no se cuenta, así que la brecha se reduce aún más.

Hay algunas anécdotas que dicen que desde el primer día de una administración se empieza a construir la siguiente. No dan tregua a la sucesión. Como te ves me vi, como me ves te verás. Es la ley de la vida.

Hay su desgaste natural del poder y no siempre hay una salida con la fuerza de cómo se entró.

Que más quisieran los gobernantes, pero a nadie se le puede tener contento. A quien se apoya no siempre agradece y quien recibió alguna atención de satisfactor social queda dolido, se siente engañado.

El que llega al poder debe tener entendido que no podrá quedar bien con todos. Que más se quisiera, pero como dice la canción no hay cama pa' tanta gente.

Viene la etapa de la nostalgia del poder, de lo vivido y de lo no vivido. Son ciclos. El que ahora gobierna debe recordar cuando era bien recibido, pedía y reclamaba fuera escuchado, hoy ese clon anda merodeando las plazas en busca que su voz se escuche y se escuche fuerte.

CD/YC

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