Jul 29, 2021 / 11:21

Evangelio del Día 29 de julio de 2021

¿Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68

Jueves, 29 De Julio
Santa Marta, Memoria
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Santa Marta de Betania , San Lupo de Troyeso Más…

Evangelio según San Juan 11,19-27.
Muchos judíos habían ido a consolar a Marta y a María, por la muerte de su hermano.
Al enterarse de que Jesús llegaba, Marta salió a su encuentro, mientras María permanecía en la casa.
Marta dijo a Jesús: "Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto.
Pero yo sé que aun ahora, Dios te concederá todo lo que le pidas".
Jesús le dijo: "Tu hermano resucitará".
Marta le respondió: "Sé que resucitará en la resurrección del último día".
Jesús le dijo: "Yo soy la Resurrección y la Vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá;
y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?".
Ella le respondió: "Sí, Señor, creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que debía venir al mundo".

Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.
Bulle

San Francisco de Sales (1567-1622)
obispo de Ginebra y doctor de la Iglesia
Introducción a la vida devota, III, 19

«Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro» (Jn 11,5)
Amad a todo el mundo con un amor grande de caridad, pero no tengáis trato de amistad más que con los que podéis intercambiar cosas buenas… Si intercambiáis en el terreno del conocimiento, ciertamente que vuestra amistad es laudable; más aún si compartís con ellos en el terreno de la prudencia, de la discreción, de la fuerza y de la justicia. Pero si vuestra relación está fundada sobre la caridad, la devoción y la perfección cristiana, ¡Dios mío, qué preciosa será vuestra amistad! Será excelente porque viene de Dios, excelente porque tiende a Dios, excelente porque Dios es su lazo de unión, porque durará eternamente en Dios. ¡Qué bueno es amar sobre la tierra como se ama en el cielo, aprender a amarse en este mundo tal como lo haremos eternamente en el otro!
Yo no hablo aquí del simple amor de caridad, porque éste se debe a todos los hombres; sino que hablo de la amistad espiritual mediante la cual dos o tres, o muchos, comulgan en la vida espiritual y se hacen un solo espíritu entre ellos. Es con todo derecho que estas almas dichosas pueden cantar: «¡Ved qué dulzura, qué delicia convivir los hermanos unidos!» (Sl 132,1)… Me parece que todas las demás amistades no son otra cosa que la sombra de ésta… Para los cristianos que viven en el mundo es necesario que se ayuden unos a otros con santas amistades; mediante ella se ayudan, se sostienen, se acompañan mutuamente hacia el bien… Nadie podrá negar que Nuestro Señor haya amado con una amistad del todo dulce y del todo especial a san Juan, a Lázaro, a Marta y a Magdalena, porque la Escritura da testimonio de ello.

CD/JV

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