Sep 09, 2021 / 08:00

Evangelio del día 09 de Septiembre de 2021


¿Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68

Jueves, 9 De Septiembre
Jueves de la vigesimotercera semana del Tiempo Ordinario
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Santa María de la Cabeza , San Doroteo Nicomedia Más…

Evangelio según San Lucas 6,27-36.
Jesús dijo a sus discípulos:
«Yo les digo a ustedes que me escuchan: Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian.
Bendigan a los que los maldicen, rueguen por los que los difaman.
Al que te pegue en una mejilla, preséntale también la otra; al que te quite el manto, no le niegues la túnica.
Dale a todo el que te pida, y al que tome lo tuyo no se lo reclames.
Hagan por los demás lo que quieren que los hombres hagan por ustedes.
Si aman a aquellos que los aman, ¿qué mérito tienen? Porque hasta los pecadores aman a aquellos que los aman.
Si hacen el bien a aquellos que se lo hacen a ustedes, ¿qué mérito tienen? Eso lo hacen también los pecadores.
Y si prestan a aquellos de quienes esperan recibir, ¿qué mérito tienen? También los pecadores prestan a los pecadores, para recibir de ellos lo mismo.
Amen a sus enemigos, hagan el bien y presten sin esperar nada en cambio. Entonces la recompensa de ustedes será grande y serán hijos del Altísimo, porque él es bueno con los desagradecidos y los malos.
Sean misericordiosos, como el Padre de ustedes es misericordioso.

Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.
Bulle

Santa Teresa del Niño Jesús (1873-1897)
carmelita descalza, doctora de la Iglesia
Manuscrito autobiográfico C, 15v° - 16r°

El amor a los enemigos
El Señor explica en el Evangelio en qué consiste su mandamiento nuevo. Dice en san Mateo: “Habéis oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo. Yo, en cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos, y rezad por los que os persiguen” (Mt 5,43-44). La verdad es que en el Carmelo una no encuentra enemigos, pero sí que hay simpatías. Se siente atracción por una hermana, mientras que ante otra darías un gran rodeo para evitar encontrarte con ella, y así, sin darse cuenta, se convierte en motivo de persecución. Pues bien, Jesús me dice que a esa hermana hay que amarla, que hay que rezar por ella, aun cuando su conducta me indujese a pensar que ella no me ama: “Pues si amáis sólo a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores aman a los que los aman”(Lucas, 6).
Y no basta con amar, hay que demostrarlo. Es natural que nos guste hacer un regalo a un amigo, y sobre todo que nos guste dar sorpresas. Pero eso no es caridad, pues también los pecadores lo hacen. Y Jesús nos dice también: “A todo el que te pide, dale, y al que se lleve lo tuyo no se lo reclames”. Dar a todas las que pidan gusta menos que ofrecer algo una misma por propia iniciativa…


Si es difícil dar a todo el que nos pide, lo es todavía mucho más dejar que nos cojan lo que nos pertenece, sin reclamarlo. Digo, Madre, que es difícil, pero debería más bien decir que parece difícil, pues el yugo del Señor es suave y ligero (Mt 11,30). Cuando lo aceptamos, sentimos enseguida su suavidad y exclamamos con el salmista: “Corrí por el camino de tus mandatos cuando me ensanchaste el corazón” (Ps 118,32). Sólo la caridad puede ensanchar mi corazón. Y desde que esta dulce llama lo consume, Jesús, corro alegre por el camino de tu mandato nuevo… (Jn 13,34).

CD/GL

Notas del día: