Ene 29, 2022 / 08:00

Evangelio del 29 de Enero de 2022


¿Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68

Sábado, 29 De Enero
Sábado de la 3ª semana del Tiempo Ordinario
Calendario ordinario
Beata Villana de Bottis , San Papías de Roma

Evangelio según San Marcos 4,35-41.
Al atardecer de ese mismo día, les dijo: "Crucemos a la otra orilla".
Ellos, dejando a la multitud, lo llevaron a la barca, así como estaba. Había otras barcas junto a la suya.
Entonces se desató un fuerte vendaval, y las olas entraban en la barca, que se iba llenando de agua.
Jesús estaba en la popa, durmiendo sobre el cabezal.
Lo despertaron y le dijeron: "¡Maestro! ¿No te importa que nos ahoguemos?". Despertándose, él increpó al viento y dijo al mar: "¡Silencio! ¡Cállate!". El viento se aplacó y sobrevino una gran calma.
Después les dijo: "¿Por qué tienen miedo? ¿Cómo no tienen fe?".
Entonces quedaron atemorizados y se decían unos a otros: "¿Quién es este, que hasta el viento y el mar le obedecen?".

Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.

San Gregorio de Nisa (c. 335-395)
monje, obispo
El invierno ha terminado (La Colombe et la Ténèbre, Cerf, 1992), trad. sc©evangelizo.org

“¿Quién es él, que hasta el viento y el mar obedecen?” (Mc 8,41)
“Porque ya pasó el invierno, cesaron y se fueron las lluvias” (Ct 2,11), dice el Esposo del Cantar de los Cantares. El mal lleva distintos nombres, según la diversidad de su efecto. Se denomina invierno, lluvia, aguaceros y cada uno de esos nombres simboliza respectivamente una tentación distinta. El invierno simboliza la multitud de formas del mal. (…) ¿Qué decir de las tormentas en el mar durante el invierno? Saliendo de los abismos, el mar se enardece e imita las rocas y las montañas, levantando su altura por arriba de su nivel. Se lanza contra la tierra como un enemigo, se precipita sobre los costados y rompe todo con los golpes de sus olas, como una máquina de guerra.
Interpretemos esos males del invierno y todos los que se podrían agregar, relacionándolos con su sentido simbólico. (…) ¿Qué es ese mar de olas rugientes? ¿Qué es esa lluvia y esos aguaceros? ¿Cómo esa lluvia cesa por ella misma? El sentido profundo de esos enigmas del invierno está en relación con lo humano y concierne la libertad de nuestra voluntad. (…) La naturaleza humana al comienzo florecía (…) pero el invierno de nuestra desobediencia secó la raíz, la flor cayó y se disolvió en tierra. El hombre fue despojado de la belleza inmortal y la hierba de las virtudes se secó, el amor a Dios se enfrió, en tanto que la iniquidad crecía. Innumerables pasiones se levantaron en nosotros por vientos hostiles que llevaron al naufragio de las almas.
Pero cuando llega el que aporta la primavera a nuestras almas, amenaza al viento cuando ese viento es malvado despertando al mar: “¡Silencio! ¡Cálmate!” (Mc 4,39). Enseguida todo vuelve a la calma y la serenidad y nuestra naturaleza reverdece y florece. Las flores de nuestra vida son las virtudes, que florecen y producen frutos “en su estación” (Sal 1,3). Entonces el Verbo dice: “Ya pasó el invierno”.

CD/GL

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