Nov 13, 2021 / 08:00

Evangelio del 13 de Noviembre de 2021

¿Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68

Sábado, 13 De Noviembre
Sábado de la trigésimo segunda semana del Tiempo Ordinario
Calendario ordinario
San Leandro de Sevilla , San Nicolás I

Evangelio según San Lucas 18,1-8.
Jesús enseñó con una parábola que era necesario orar siempre sin desanimarse:
"En una ciudad había un juez que no temía a Dios ni le importaban los hombres;
y en la misma ciudad vivía una viuda que recurría a él, diciéndole: 'Te ruego que me hagas justicia contra mi adversario'.
Durante mucho tiempo el juez se negó, pero después dijo: 'Yo no temo a Dios ni me importan los hombres,
pero como esta viuda me molesta, le haré justicia para que no venga continuamente a fastidiarme'".
Y el Señor dijo: "Oigan lo que dijo este juez injusto.
Y Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos, que claman a él día y noche, aunque los haga esperar?
Les aseguro que en un abrir y cerrar de ojos les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe sobre la tierra?".

Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.

San Juan Casiano (c. 360-435)
fundador de la Abadía de Marsella
De la oración, conferencia IX, XXXI-XXII, XXXIV (Conferencias IX y X de Juan Casiano sobre la oración; trad. L. y P. Sansegundo, rev. Monjes Benedictinos de Medellín, p. 21-22)

¡Persistamos a toda costa en la plegaria!
Diré lo que la experiencia me ha revelado sobre las señales por las cuales se conoce que una oración ha sido acogida por el Señor. Si ninguna duda asalta nuestra oración, y ningún pensamiento de desconfianza se apodera de nosotros, antes, al contrario, tenemos el sentimiento íntimo de haber obtenido lo que solicitamos en la efusión misma de nuestra plegaria, entonces ésta - no lo dudemos - ha sido eficaz cerca de Dios. Porque lo que hace que seamos oídos y obtengamos lo que deseamos es la fe en la mirada de Dios sobre nosotros y la confianza de que tiene poder de concedernos lo que pedimos. Nuestro Señor no puede retractar el contenido de aquella sentencia suya: “Todo lo que pidáis al orar, creed que lo tendréis y se os dará” (Mc 11,24). (…)
Rechacemos con firmeza las inútiles vacilaciones que pugnan contra la fe. Persistamos a toda costa en la plegaria. No dudemos que si perseveramos en nuestro empeño merecemos ser oídos en todo aquello que solicitamos según el espíritu de Dios. Porque es el mismo Señor quien, deseoso de otorgarnos los bienes celestiales, nos mueve en cierta manera a hacerle violencia con nuestra importunidad. Por eso, lejos de ahuyentar a los importunos, les infunde alientos y les encomia, alentándoles con la dulce promesa de concederles todo cuanto habrán esperado con constancia: “Pedid, y recibiréis; buscad, y encontraréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo el que pide recibe, quien busca halla y al que llama se le abre”(Lc 11, 9-10); y aun: “Todo cuanto pidiereis en la oración, creyendo que vais a conseguirlo, lo recibiréis, y nada será imposible para vosotros” (Mt 21,22; 17,20).

CD/GL

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