Ene 05, 2022 / 08:00

Evangelio del 05 de Enero de 2021

¿Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68

Miércoles, 5 De Enero
Día 5 de enero
Calendario ordinario
Santa Ana Schäffer , San Juan Nepomuceno Neumann

Evangelio según San Juan 1,43-51.
Jesús resolvió partir hacia Galilea. Encontró a Felipe y le dijo: "Sígueme".
Felipe era de Betsaida, la ciudad de Andrés y de Pedro.
Felipe encontró a Natanael y le dijo: "Hemos hallado a aquel de quien se habla en la Ley de Moisés y en los Profetas. Es Jesús, el hijo de José de Nazaret".
Natanael le preguntó: "¿Acaso puede salir algo bueno de Nazaret?". "Ven y verás", le dijo Felipe.
Al ver llegar a Natanael, Jesús dijo: "Este es un verdadero israelita, un hombre sin doblez".
"¿De dónde me conoces?", le preguntó Natanael. Jesús le respondió: "Yo te vi antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera".
Natanael le respondió: "Maestro, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel".
Jesús continuó: "Porque te dije: 'Te vi debajo de la higuera', crees . Verás cosas más grandes todavía".
Y agregó: "Les aseguro que verán el cielo abierto, y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre."

Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.

Guillermo de San Teodorico (c. 1085-1148)
monje benedictino y después cisterciense
Oraciones meditadas, VI, 5-7; SC 324

“Veréis los cielos abiertos”
Si basta con ver a dos o tres reunidos en tu nombre aquí abajo para verte, a ti, en medio de ellos (Mt 18,20)…, ¿qué decir sobre el lugar donde has reunido a todos los santos que " sellaron tu Alianza con sus sacrificios " y que llegaron a ser "como el cielo que proclama tu justicia"? (Sal. 49,5-6).
Tu discípulo amado no fue el único en encontrar el camino que lleva a los cielos; no sólo a él se le mostró una puerta abierta en el cielo (Ap 4,1). En efecto, lo dijiste a todos con tu propia boca: "yo soy la puerta. Si alguien entra por mí, se salvará" (Jn 10,9). Tú eres pues la puerta, y, según lo que añades después, abres a todos los que quieren entrar. ¿Pero para qué nos sirve ver una puerta abierta en el cielo, nosotros que estamos sobre la tierra, si no tenemos el medio para subir allá? San Pablo nos da la respuesta: "el que subió, es el mismo que bajó"(Ef 4,9). ¿Quién es? El Amor.
En efecto, Señor, es el amor que, de nuestros corazones, sube hacia ti porque es el amor que, de ti, descendió hasta nosotros. Porque nos amaste, descendiste hacia nosotros; amándote, podremos subir hasta ti. Tú que dijiste: "yo soy la puerta", ¡en tu nombre, por favor, ábrete delante de nosotros! Entonces veremos claramente de qué morada eres la puerta, y cuando y a quien abres.

CD/GL

Notas del día: