May 18, 2022 / 09:04

El político no debe ser del montón

Algo de consuelo hay en que la pregunta de por qué no tenemos mejores políticos no sea un dilema local. El filósofo canadiense Alain Denault analiza esta premisa en Mediocracia.

Si la meritocracia es el gobierno de los mejores, la mediocracia sería el gobierno de los mediocres. Alain Deneault, filósofo que enseña Pensamiento Crítico en Montreal, de que “los mediocres han tomado el poder”. Según él, la razón principal es que el sistema no favorece que sobresalgan los mejores ni los más brillantes, sino aquellos que no molestan demasiado al statu quo. El problema dice que es común en Occidente.

“La mediocracia designa un régimen en el que el promedio se convierte en la norma imperiosa que debe encarnar”, apunta Deneault.

En los políticos actuales está la naturaleza de lo mediocre.  Pero ser mediocre no es equivalente a ser incompetente. Sino en ser del montón, no destacar. Lo que desaparece es la mente crítica. La política y las ideas han ido desapareciendo en favor de lo que los manuales de gestión llaman resolución de problemas y lo que se busca es una solución inmediata a un problema inmediato, que excluye cualquier pensamiento a largo plazo.

¿Qué falla?

Cabe preguntarse si la añoranza de un tiempo pasado y unos líderes de otras épocas está basado en una percepción realista de la situación o una nostalgia falaz de que cualquier tiempo pasado fue mejor. ¿Eran realmente mejores los políticos de antes? La degradación de la política puede ser subjetiva o no, pero las encuestas demuestran que su deterioro es al menos una realidad en la percepción de la ciudadanía. Sean o no más mediocres, los votantes los perciben como tal. La política se ha convertido en los últimos años en uno de los principales problemas.

Tenemos una élite política muy formada pero muy desprestigiada. ¿Qué falla? ¿Fallan las percepciones? ¿Fallan las universidades al expedir títulos a quienes no se lo merecen? ¿Fallan los partidos al elegir las personas que los representan? Quizá un amalgama de todo ello.

Otro problema en el que coinciden expertos de diferentes disciplinas es tener un grueso de la clase política que no tiene un perfil profesional más allá del cobijo de los partidos. Esto hace que inevitablemente sean más miopes para interpretar la sociedad.

Un problema son las juventudes de los diversos partidos. Buena parte de los políticos actuales han pasado toda su vida en los partidos. Necesitan títulos para aparentar que son alguien porque no han hecho otra cosa y ahí es donde la titulitis cobra sentido.

Son apreciaciones de la vida pública, no lleva destinatario, así que no se lo enchalequen.

CD/YC

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