Dic 26, 2021 / 08:53

Calambres / Esaú Valencia Heredia. 26/12/2021

Veracruz estrena alcaldes

Dentro de cinco días el Estado de Veracruz estará estrenando nuevas autoridades municipales. Muchos de ellos será su segunda o tercera ocasión en ocupar ese cargo, eso no quiere decir, que vayan a tener mayor experiencia, no todos aprenden a la primera, segunda o tercera ocasión.


Unos en su primera incursión harán un mejor papel, pero de eso hablaremos enseguida.


El secreto de las buenas administraciones municipales -reales gobiernos locales- es simple: el alcalde y sus equipos de trabajo actúan como emprendedores sociales liderando democráticamente a sus comunidades a fin de estimular y promover acciones conjuntas de desarrollo con los diversos agentes locales. Hacen lo que debe hacerse, directamente o asociados con otros agentes, sin dejarse intimidar por las limitaciones de la norma legal o por la insuficiencia de recursos.


Los recursos humanos constituyen un componente clave de la efectividad municipal por su alta motivación, compromiso cívico y apertura a la comunidad. Los recursos financieros se ven maximizados en su buen uso mediante la planificación -que no es otra cosa que un ordenamiento racional en el uso de los recursos escasos- y por la participación ciudadana, que involucra a todos: organizaciones comunitarias, ONGs, empresas privadas y otras entidades públicas y sociales presentes en la localidad.


Para las buenas administraciones, los recursos municipales no son sólo sus funcionarios y su presupuesto; son también los medios de todo tipo que aporta la ciudadanía y sus múltiples organizaciones: Ideas, trabajo, proyectos, materiales, recursos financieros.


Los resultados de una acción municipal dinámica son: mejores servicios; nuevas obras e inversiones; adecuadas normas y regulaciones; y, sobre todo, la facilitación e impulso de un desarrollo humano y sustentable que abarca los campos económico, social, cultural y ambiental.


Este no se consigue de una vez y para siempre, es un proceso continuo que debe sustentarse a sí mismo y cuya base fundamental es la plena utilización del recurso humano y la liberación de las energías sociales presentes en el espacio local.


Las funciones clásicas de la municipalidad han sido las de construir obras de infraestructura; administrar y proveer servicios básicos y normar o regular el desarrollo local. En muchas localidades intermedias y pequeñas de América Latina, la municipalidad ha construido caminos, puentes, escuelas, puestos de salud, mataderos, redes de agua, alcantarillado y energía eléctrica. También administra servicios como la recolección de basura, los mercados y mataderos, el registro civil, la policía municipal y regula el desarrollo urbano-territorial, el tránsito y la ubicación espacial de las actividades económicas.


Sin embargo, más allá de la concepción tradicional de entidad local que se ocupa de las obras y servicios públicos, la municipalidad juega un papel cada vez más importante en el impulso del desarrollo, concebido este como una integridad.


Los secretos de un buen alcalde. Muchas municipalidades emprenden acciones no tradicionales de desarrollo en el plano de la promoción del empleo, la lucha contra la pobreza, la defensa del medio ambiente, la promoción de la cultura, la modernización de la educación y la salud o la mejora de las condiciones de vida de jóvenes y ancianos. Un listado no exhaustivo, correspondiente a una visión integral de las funciones de la municipalidad -directa o realizada en conjunto con otros agentes privados o niveles del Estado- puede ser la siguiente: Construcción y mantenimiento de obras de infraestructura (calles, caminos, puentes), de redes de servicios (agua, alcantarillado) y áreas recreativas (plazas, parques, recintos deportivos). Salubridad ambiental y recolección de residuos sólidos. Planificación y regulación del desarrollo territorial, de la construcción de inmuebles, del transporte y la seguridad pública. Servicios cívicos como registro civil, juzgado de faltas e información al ciudadano. Administración y/o provisión de servicios esenciales como educación, salud o programas de complemento nutricional para la madre y el niño.

Ejecución de programas sociales y de erradicación de la pobreza. Fomento del desarrollo económico -incluido el turismo- y promoción del empleo. Defensa del medio ambiente y de la biodiversidad local. Promoción, rescate y estímulo de la identidad y la cultura locales. Educación para la participación democrática y estímulo a la conducta cívica de la ciudadanía y prevención y acción frente a situaciones de emergencias y desastres.


***Algo que va de la mano aunque eso compete a otras instituciones es eliminar la impunidad para combatir la corrupción. El combate a la corrupción es un tema muy presente en el discurso actual de diversos sectores de la sociedad. Lo escuchamos entre las principales figuras del gobierno y de la política, pero también como parte de las iniciativas encabezadas por organizaciones civiles y empresariales.


Pero para abatir el problema, no basta solo con hablar de él. La corrupción es un mal hábito, un rasgo cultural que, desde hace muchos años, se ha expandido de manera orgánica en prácticamente todas las estructuras sociales de nuestro país. Por esta razón, requiere ser atendido de una forma más efectiva que la que se ha hecho hasta el momento.


¿Qué estrategia seguir? ¿Hacia dónde se deben dirigir los esfuerzos? Desde nuestra perspectiva, para combatir la corrupción de una manera eficiente, se tiene que empezar por erradicar la impunidad, un problema que también ha estado presente en la sociedad mexicana por mucho tiempo.


La impunidad es un factor que alienta la actividad delictiva y, a su vez, descompone a las instituciones y al tejido social. El hecho de que no haya castigos o sanciones para los infractores motiva a éstos a seguir rompiendo las reglas e incita a otras personas a actuar de la misma manera.


El problema en nuestro país no es la falta de leyes que prohíban y penalicen la corrupción. Las normas existen, la cuestión es que no se cumplen, y esa situación es, precisamente, donde radica la diferencia entre México y otras naciones.


Mientras en países como Brasil o Perú se persiguen y castigan los casos de corrupción, alcanzando incluso los más altos niveles gubernamentales, en México es difícil encontrar, al menos hasta ahora, casos tan emblemáticos.


REFLEXIÓN: La vida es como un electrocardiograma. Si no hay altas y bajas, es que estás muerto.

CD/GL

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