Ago 15, 2022 / 06:00

📜 Efemérides del Periodismo Mexicano: José E. Campos

José E. Campos, director general de Excélsior, fue secuestrado el 15 de agosto de 1923 por un grupo de hombres a quienes de inmediato se les apodó los “Ku Klux Klanes”, por su vestimenta muy similar a la de esa secta racista de Estados Unidos. Sólo le quitaron una pistola que portaba por las frecuentes y violentas amenazas que había recibido por teléfono en días previos.

Salvador Loredo Torres relata en algunos apuntes sobre la vida de Excélsior (1982) que al día siguiente se publicó en el diario una advertencia a los secuestradores, en el sentido de que si intentaba algo similar de nuevo, todos los redactores del diario intervendrían contra ellos.

La advertencia se tomó en serio. Se instaló un timbre de alarma dentro del diario, el cual se activaba desde la conserjería. Eran días en que todos en Excélsior andábamos armados para repeler a los encapuchados.

Campos nacido en Puebla, en 1875, trabajó desde muy joven en el diario El Imparcial y fue sucesivamente, secretario, jefe de redacción, y director de Excélsior desde su fundación hasta 1924.

Dos días después del secuestro, de acuerdo con la narración de Loredo Torres, se presentaron 12 encapuchados ku kux klanes. Lo único distinguible de ellos es que usaban zapatos similares a los soldados del Ejército Nacional. De una manera planeada entraron a nuestro edificio y establecieron guardias desde la entrada, Nuevo México (ahora Artículo 123) hasta los talleres. Uno de ellos se situó en la redacción preguntando si estaba el director. Se le contestó que no, pero podía ver al compañero Gonzalo Espinoza. Entró pistola en mano, pero ya en ese momento todo el personal estaba alerta y sobrevino el hecho de sangre.

Espinoza vio que el KKK se dirigía hacia él y rápidamente sacó su arma del cajón del escritorio y sin mediar palabra disparó sobre el encapuchado y le dio un tiro en el estómago. En su desesperación y a medida que caía al suelo se escucharon muchos disparos hachos por el que estaba en la puerta de la redacción. El herido le gritó:

-No me mates Gonzalo que soy tu amigo.

-Yo no tengo amigos que se tapan el rostro, respondió furioso Espinoza.

Al saber que su compañero había huido los demás atacantes optaron por huir disparando contra reporteros y trabajadores a medida que escapaban. Cuando salían del edificio, abrimos fuego contra ellos y siguieron respondiendo. Herido en un brazo cayó el conserje de apellido Quillares.

De inmediato una ambulancia de la sexta comisaría pasó a recoger al lesionado. Así se desarrolló el clímax del primer hecho de sangre ocurrido dentro del periódico. Fue el único del grupo que pudo ser capturado, pero fue suficiente para saber de dónde provenía el ataque.

A medida que pasaron las horas del atentado se agravaba la condición de Joaquín Mercader, que así se llamaba el herido; pidió hablar con el señor Campos, a quien confesó:

  • Señor Campos, me siento morir y quiero que usted y los redactores de Excélsior no tengan una mala impresión de mí. Estoy satisfecho de haber cumplido con mi deber. Obedecía a las órdenes de un jefe de nuestra sociedad.

La orden no era discutible entre nosotros. No abrigo ningún resentimiento para ustedes, ya que estoy convencido de que obraron en defensa propia y creo que ésta es la impresión de mis compañeros. Mi intención era regresar a la oficina a entregarle la pistola que le quitamos el sábado. Yo participé en su secuestro.

Esta fue la comisión que me dio el KKK al igual que a los demás compañeros. Teníamos que entregarle personalmente la pistola.

Ningún miembro de Excélsior debe abrigar temores respecto a la asociación a la que pertenezco. Puedo asegurarle que nuestras intenciones han sido buenas y nuestros fines son de carácter humanitario, buscamos el bien social.

Fueron éstas casi las últimas palabras de Mercader quien indicó que Pablo Sidar era el jefe del grupo de los KKK, el cual desapareció inmediatamente después.

“Pero para los duchos lectores de políticas entre líneas podía verse injerencia de Almazán en éstos trágicos hechos”, concluyó su relato Loredo Torres.

José E. Campos dejó la dirección de Excélsior en 1924, después publicó un diario en San Antonio Texas, más tarde dirigió El Siglo de Torreón, y por último tuvo a su cargo la dirección del diario capitalino La Prensa.

Falleció el 20 de septiembre de 1940 en la Ciudad de México.

CD/YC

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