El 10 de octubre de 1927 la Secretaría de Guerra y Marina envió a los periódicos un boletín para informar de la relación de los 28 generales de división de brigada y brigadieres “que causaron baja del Ejército Nacional por haber secundado el movimiento rebelde Gómez-Serrano” y entre ellos figuraba Arturo Lazo de la Vega, general brigadier que había trabajado en las publicaciones periódicas México Nuevo, Diario del Hogar y Nueva Era, bajo la dirección de Juan Sánchez Azcona.

En las semblanzas que hizo de sus contemporáneos, Sánchez Azcona apunta que en las tertulias con sus amigos los domingos en la Academia de Tacubaya “se nos reunía un oficialito de extrema juventud, pulcramente uniformado que escuchaba nuestras palabras con gran atención e interés, mostrando claras avideces de aprender. Era Arturo Lazo de la Vega, alférez del décimo Regimiento que tenía cuartel en las Lomas de San Diego, y que más que la milicia, era apasionado de las letras y de la lira”.

Añade que, huérfano de madre en edad muy temprana, Arturo vivía con su padre, un dibujante que trabajaba en la sección de Coreografía de la Secretaría de Guerra con el grado de mayor. Arturo había salido del Colegio Militar como oficial táctico del Ejército y fue, por algunos meses, alférez del décimo Regimiento. Luego supo formar parte de una farándula zarzuelera, pero la dejó. Su padre “me entregó a su hijo, en la palabra”, para que lo iniciara en el periodismo.

Arturito no quiso ser soldado- me dijo el respetable señor Lazo de la Vega- y yo no quiero que sea cómico. Hace versos y escribe en respetable prosa. El periodismo empieza a ser en México algo que pueda dar de comer.  Las ideas liberales de usted son las mías. Acoja usted a Arturito y enséñele a trabajar. Yo estoy viejo y asmático y no he de durar ya mucho, le entrego a Arturito; fórmemelo usted para la vida.

Desde entonces Arturo –llamado Lacito por los demás periodistas- trabajó en el periodismo, “sufrió persecuciones cuando yo las sufrí”, recordaba Sánchez Azcona.

Al estallar el movimiento de 1910 Francisco I. Madero comisionó a Lazo de la Vega en su Estado Mayor, y le confirió la tarea de ser el primero en que cruzar la frontera cerca de Eagle Pass. Más tarde, en mayo de 1911.

Lazo se nos incorporó en Ciudad Juárez y acompañó a Madero en su viaje y entrada principal en la capital de la República.

Fundamos entonces Nueva Era, bajo mi dirección y siendo Lazo jefe de la redacción, porque la subdirección se la dio a Jesús Urueta. Allí permaneció Lacito hasta el horrendo cuartelazo de La Ciudadela, cuando aquel periódico fue bárbaramente incendiado y destruido por los rifles reaccionarios. Todo el viejo grupo maderista se desperdigó. Lazo de la Vega, Alfredo Rodríguez y Hurtado de Mendoza fueron a dar con sus huesos a la hospitalaria Habana, y allí encontré cuando pasé en trascendental viaje para Europa. A mi regreso, un mes después, supe que lo primeros compañeros ya habían llegado antes de incorporarse a Carranza y luchaban ya a las órdenes inmediatas de don Pablo González.

Después del movimiento en 1920 “Lazo siguió en servicio activo y en 1927 fue jefe de la guarnición de Pachuca”. Fue aprehendido y fusilado en un mismo día luego del “fracasado y misterioso movimiento Gómez-Serrano”, que también le costó la vida a estos dos generales, a uno en Teocelo, Veracruz; y al otro en Huitzilac, Morelos.

CD/YC