Dic 16, 2021 / 09:20

✍️ Calambres/Esaú Valencia Heredia 16/12/2021

* Algo buscan con pasar a alcaldes a Morena

En política nada es casualidad. Se siguen sumando alcaldes electos a la 4T. Son quienes ganaron en su mayoría por partidos con quienes fueron en alianza que son PVEM y PT, aunque hay otros de Movimiento Ciudadano, Unidad Ciudadana y del PRI.

Cuando se aprueba algo en el Congreso local se tiene que pasar por la aprobación de los cabildos que en Veracruz son 212. Con insistencia el Delegado Estatal en funciones de Presidente del partido Morena, Esteban Ramírez Zepeta se le oye decir que en global van hacer las dos terceras partes de los ayuntamientos entrantes que se encuentren afiliados a Morena, misma cantidad que para una aprobación en el Congreso se necesita. ¿A poco vendrán reformas que tengan que ver con 20224 y quieran asegurar desde ahora la cantidad de ayuntamientos?

    ***Los políticos deben ser honestos y transparentes. Parece que hay una respuesta fácil al problema implícito en este tópico. Cuando se pregunta si los políticos tienen que ser honestos probablemente se responderá: “¡en principio, sí!”. Las dificultades surgen cuando la pregunta se plantea en términos más precisos. La pregunta no debe ser expresada para interrogar si los políticos tienen que ser honestos, nadie puede ser obligado a hacer algo. En cambio, se puede considerar si deben ser honestos, lo cual generaría dudas como quién determina qué podría pasar si los políticos no fueran honestos. En un nivel posterior se puede preguntar si, de hecho, pueden ser honestos. No se puede esperar algo imposible, y quizás el problema moral contenido en la pregunta se resuelve declarando la honestidad como un imposible.

La distinción entre tener/deber/poder los obliga a ser más precisos al establecer el asunto. ¿Se debería llegar a exigir que todos los políticos tengan que decir en todas las situaciones lo que realmente piensan? En ese caso, se pide algo que detendría súbitamente toda comunicación, incluso en la vida cotidiana. O se puede urdir una moralidad especial aplicable a los políticos, se podría esperar una conducta moral ejemplar en el sentido de los manuales de los gobernantes medievales. ¿Pero quién querría argumentar por tal rigor si sabe que esto conduciría al suicidio de la política? Así podría haber políticos éticamente superiores, pero sin política.

Pero si se intenta atenuar este rigor ético, uno se coloca en una ladera resbalosa: ¿hacia dónde ir? ¿Hay una regla que establece, dentro de la deshonestidad inevitable, la diferencia entre la deshonestidad aceptable y la inaceptable? ¿Ayudaría a establecer parámetros para deliberar? ¿Pero, qué uso tendría para un político cuyo trabajo le exige hablar más rápido de lo que puede pensar?

Se da por supuesto que el hombre está dotado de capacidad moral. En principio no existen dudas sobre la relevancia de los juicios morales en política, aun cuando Maquiavelo sirve de símbolo para tal problema. Los problemas que existen surgen dentro de la moralidad.

Hay un problema moral que surge sólo tras “la caída”, y es un problema social definido como uno moral: cómo se puede persistir actuando moralmente si los demás no lo hacen. Es posible seguir a los estoicos y simplemente intentar y hacerlo lo mejor que se pueda; ¿pero es prudente y razonable, considerando las actuales circunstancias de vida? Puede ser el caso que una situación dada exija cierta desviación del sendero de la completa conformidad con los preceptos morales.

No todas las reglas generales —por ejemplo, que las promesas deben mantenerse— se aplican en todas las circunstancias. En lo que respecta a la honestidad, se aplica el mismo patrón, pero con reglas adicionales. Un consejo capital sugiere que ser honesto es una trayectoria más práctica que ser deshonesto y trae mayores beneficios a largo plazo. Se diría que hay menos apuro por la información incómoda; o que la honestidad es la mejor política. Pero incluso en la vida cotidiana esa no puede ser, de ninguna manera, una receta segura, como muestra el famoso ensayo de Francis Bacon “De la simulación y la disimulación”. Es necesario tomar en cuenta qué tanto los demás pueden aguantar y qué tan verosímiles son en sus reacciones. Si esto se aplica en la vida cotidiana, ¿cuánto más se aplicaría en el mucho más complicado caso de los asuntos de Estado?

Como dice Niklas Luhmann, una salida está en una solución que tiende a apelar a moralistas más rígidos: la distinción entre simulación y disimulación. En la simulación procuramos acuciosamente engañar a otros; son despistados, estafados, embaucados. En la disimulación sólo escondemos nuestros propios pensamientos o la cantidad de información que tenemos disponible, o un secreto. Aquí se sugiere que no se está autorizado a mentir, pero tampoco se tiene por qué decir toda la verdad. No debemos mentir a los demás, pero tampoco tenemos que ponerlos sobre aviso. A partir de esto, uno puede desarrollar una compleja casuística, que también permite hacer excepciones. Un engaño con consecuencias menores puede ser menos censurable que no alertar a alguien sobre un peligro mortal. No estoy muy enterado de tal casuística moral pero puede ser posible encontrar más sobre ella en la literatura relacionada con la vigilancia confesional y pastoral.

    ***Con mucha responsabilidad mira el proceso formal de entrega-recepción el alcalde electo de Xalapa Ricardo Ahued Bardahuil. Sabe que vienen en un proceso de construcción, de consolidación, de mejorar y aportar en el momento que nos marca la historia.

Tiene pleno conocimiento que su administración trabajará de la mano con los gobiernos federal y estatal para desarrollar las obras de infraestructura que necesita la capital veracruzana.

Siempre lo ha dicho y lo reitera que le debo mucho a Xalapa, por eso propuso trabajar con un plan de trabajo honesto y transparente. La ciudad así lo demanda.

En el acto protocolario, Ricardo Ahued siempre agradeció la disposición y las facilidades brindadas por la administración saliente y con ese enlace, se da correcto cumplimiento al manual del Orfis.

La prioridad de este proceso es no afectar los servicios públicos municipales. Quedo establecido el calendario de entrega de las direcciones y dependencias municipales y se firmó el acuerdo que establece que a partir de mañana 17 de diciembre inician las reuniones de transición.

REFLEXIÓN: No basta que la mujer del César sea honesta; también tiene que parecerlo.

CD/YC

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